sábado, 17 de noviembre de 2012

Decisiones de Felipe IV que justifican que "su reinado fue fatal para las Españas"

Tras la muerte de Felipe III en 1621, el nuevo rey Felipe IV escogió al Conde-duque de Olivares como valido. Durante su primera etapa como valido, el Conde-duque realizó una serie de reformas para poder mantener la hegemonía de Europa. Estos cambios se concretaron en cuatro aspectos: reformar la vida pública, fomentar la economía, mejorar la hacienda, impulsar la formación de un ejército común, imponer leyes y costumbres castellanas, unir la Monarquía hispánica en una comunidad nacional y unos Derechos comunes. Pero no alcanzó su propósito debido a la oposición de la nobleza a las nuevas propuestas del valido. El Conde-duque aumentó la demografía española, prohibió la emigración y favoreció la inmigración y las familias numerosas. Introdujo nuevos impuestos a la Corona, repartidos de manera más equitativa, la nobleza no aceptó un impuesto sobre las elevadas rentas y bloqueó estas medidas.  Esta reforma fracasó en un momentos en el que los gastos aumentaron. Así, el rey Felipe IV, el 23 de Enero de 1643, desterró al Conde-duque de Olivares. Sus propósitos de unión no funcionaron e incluso estuvo a punto de conseguir la ruptura de la Monarquía hispánica. Tras la caída de Olivares, el Rey pareció decidir llevar personalmente las tareas del Estado, pero pronto tomó la decisión de nombrar, en 1659, como valido a Luis Méndez de Haro, como el titulo del primer ministro. A principios del mes de septiembre de 1665, el rey cayó enfermo de disentería, de la cual falleció el 17 del mismo mes. Fue enterrado en la Cripta Real del Monasterio del Escorial, tal como él mismo había dispuesto en su testamento.
Gloria.

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